Improvisar el marketing de la empresa desarrollando acciones aprisa, sin preparación previa o planeación, es correr un riesgo innecesario. Muchos creen que el marketing es superfluo y caro para el empresario sin importar el tamaño del negocio.
Pensar en marketing estratégicamente significa primero conocer a fondo las siguientes cuestiones. ¿Quién consumirá mi producto y cómo ese consumidor compra? ¿Quiénes son mis competidores? ¿Qué diferencia mi producto de la oferta de la competencia? ¿Cuál es la estrategia de distribución que adoptaremos?
También considera otras cosas relacionadas directa e indirectamente al consumo, la marca, distribución y comunicación que guiarán las acciones de marketing de la empresa.
Si no realizamos esta investigación a profundidad y sin un plan de marketing las acciones quedarán volando sin consistencia. Es necesario definir previamente una estrategia de marketing que sustentará las acciones.
Es común encontrar empresas que lanzan un producto sin conocer claramente a su consumidor, sin saber si éste aprobará el producto o no. Para comenzar es bueno hacer una lista de prioridades, donde “conocer al consumidor” figure en los primeros lugares.
Si bien como empresario estás convencido de tu producto, no demerites la opinión del consumidor, al final de cuentas es el consumidor el responsable del éxito de ventas. No confundamos la propaganda con acciones de marketing.